Julia Mensch
Guaminí
Parte del proyecto en proceso: Cartografía de un experimento a cielo abierto, 2018.
Instalación con platos de cerámica pintados y periódico
En colaboración con Aurelio Kopainig en: Museo del Hambre in Buenos Aires, 2018.
Guaminí es un pueblo de la Provincia de Buenos Aires, donde desde 2015 un grupo de productores y productoras trabaja sus campos agroecológicamente. En conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente y Eduardo Cerdá, ingeniero agrónomo especialista en agroecología extensiva y biodinámica, desarrollaron alternativas al modelo de agricultura transgénica. A partir de esa experiencia, crearon la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología), compuesta actualmente por 28 municipios Argentinos. Dicen que tienen en común »la salud, el campo y la vida«.
Texto de pared: Guaminí, por Julia Mensch
El boom de la biotecnología agroindustrial se inició en Argentina en 1996, cuando se aprobó para su comercialización el primer cultivo genéticamente modificado: la soja 40-3-2 Roundup Ready de Monsanto (hoy Bayer-Monsanto), resistente al glifosato. Desde ese momento el modelo transgénico es aplicado como si los territorios fueran laboratorios a cielo abierto. En cada campaña se derraman más de 350 millones de litros de agrotóxicos, año tras año la frontera agrícola es expandida y nuevos eventos transgénicos son introducidos y aprobados sin aplicar ni tener en cuenta el principio precautorio. Pero así como aumentan los efectos negativos en el ambiente y la salud humana, crecen también las resistencias y alternativas: Guaminí es una de ellas. Es un pueblo de la Provincia de Buenos Aires, donde desde 2015 un grupo de productores y productoras eligió trabajar sus campos agroecológicamente. En conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente y con Eduardo Cerdá (ingeniero agrónomo especialista en agroecología extensiva y biodinámica) desarrollaron un camino que demuestra que existen alternativas al modelo de la agricultura transgénica. A partir de la experiencia en Guaminí, crearon la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología), la cual está compuesta actualmente por 28 municipios de distintas regiones de la Argentina. Dicen que tienen en común “la salud, el campo y la vida”.
Junto a Aurelio Kopainig, en marzo de 2018 presenté el proyecto e instalación Guaminí en el Museo del Hambre. El Museo es una iniciativa del abogado especialista en Derechos Humanos y Soberanía Alimentaria Marcos Filardi. Creado en el sótano de una casona de la Ciudad de Buenos Aires con el apoyo de muchas y muchos, el Museo funciona como un centro de lucha por la soberanía alimentaria. Donde colectivamente se lee, observa, escucha, escribe, cocina, bebe, come y hasta baila. Después de cada actividad o presentación se comparte una cena “sana, segura y soberana”. Los alimentos son llevados por los y las comensales, quienes antes de iniciar la cena, ubicados alrededor de la mesa, cuentan qué es ese alimento que han llevado para compartir y por qué es “sano, seguro y soberano”.
El Museo del Hambre se define como un centro de encuentro y convergencia de quienes desde distintos ámbitos luchan por la soberanía alimentaria en sus territorios. Y pretende ser “una unidad del buen vivir”, donde “compartir experiencias y herramientas para caminar, colectivamente, hacia la realización de la soberanía alimentaria y el buen vivir de nuestros pueblos”.
Sostienen que está en nuestras manos encerrar al hambre, de una vez y para siempre, en el interior de un museo, para que quede allí, recluido, para siempre.
Texto de pared: Museo del Hambre, por Julia Mensch
Junto a Aurelio Kopainig, en marzo de 2018 presenté el proyecto e instalación Guaminí en el Museo del Hambre. El Museo es una iniciativa del abogado especialista en Derechos Humanos y Soberanía Alimentaria Marcos Filardi. Creado en el sótano de una casona de la Ciudad de Buenos Aires, el Museo funciona como un centro de lucha por la soberanía alimentaria, donde colectivamente se lee, observa, escucha, escribe, cocina, bebe, come y hasta se baila. Después de cada actividad o presentación se comparte una cena “sana*, segura** y soberana***”.
En palabras de Marcos Filardi:
*Sana es libre de sustancias nocivas (transgénicos, agrotóxicos, residuos de antibióticos, aditivos químicos, exceso de grasas, azúcares y sal, no irradiada).
** Segura es que conocemos y confiamos en quien la produce
*** Soberana es que es producida y distribuida con los criterios de la soberanía alimentaria (Agroecología, localización, acercamiento directo de productores y consumidores, centralidad de la agricultura familiar, campesina e indígena y la economía social y popular).Los alimentos son llevados por los y las comensales, quienes antes de iniciar la cena, ubicados alrededor de la mesa, cuentan qué es ese alimento que han llevado para compartir y por qué es “sano, seguro y soberano”.
El Museo del Hambre se define como un centro de encuentro y convergencia de quienes desde distintos ámbitos luchan por la soberanía alimentaria en sus territorios. Y pretende ser “una unidad del buen vivir”, donde “compartir experiencias y herramientas para caminar, colectivamente, hacia la realización de la soberanía alimentaria y el buen vivir de nuestros pueblos”. Sostienen que está en nuestras manos encerrar al hambre, de una vez y para siempre, en el interior de un museo, para que quede allí, recluido, para siempre.
Julia Mensch AR/CH Buenos Aires, 1980
Vive y trabaja en Berlín, Alemania.
Estudió en la Universidad Nacional de Arte de Buenos Aires y en la clase de Hito Steyerl en la UdK, Berlín. Desarrolla su práctica en base a una larga investigación, leyendo ficción y teoría, visitando archivos y territorios, haciendo entrevistas. Su trabajo es una intersección de texto, dibujo, instalación, eventos públicos, fotografía, vídeo y conferencias, desde los que abre diálogos colectivos sobre contextos políticos y sociales y escenarios futuros. Su práctica trata de la historia del socialismo y el comunismo, y de los conflictos sociopolíticos medioambientales en América Latina, centrándose en la condición del continente como exportador de naturaleza desde la conquista española.Mensch fue becada por el Berliner Senat/DE, Amt für Kultur Appenzell Ausserrhoden/CH, Schlesinger Stiftung/CH, Sulzberg Stiftung/CH, DAAD, Robert Bosch Foundation/DE, National Art Found/AR, etc. Participó en varios programas de residencia y exposición internacional como Soil is an Inscribed Body, Savvy Contemporary, Berlín (2019), 21ª Bienal de Arte Contemporáneo Sesc_Videobrasil, São Paulo (2019), Ohne Titel, Kunstmuseum Appenzell (2019), Museum Bienal de la Imagen en Movimiento, Buenos Aires (2018), Naturaleza Salvaje, Bienal Sur, CNB Contemporánea, Buenos Aires (2017), On off shore, Museum für Fotografie, Berlín (2016). Y sus exposiciones individuales incluyen La vida en rojo, Kunstraum Baden, Suiza (2019), La vida en rojo, EAC, Montevideo (2018), La vida en rojo, CCR, Buenos Aires (2016), 1973, Galerie im Turm, Berlín (2014), Salashi, Pyecka Galery, Kosice/SK (2013).
http://julia-mensch.blogspot.com